2) Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
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Mucho más verdaderas.
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Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los
ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que
podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras
que las que se le muestran?
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Así es.
COMENTARIO.
El prisionero es liberado de sus cadenas y por lo tanto también de su ignorancia. Ese guía hace la luz, la cual representa a la verdad pero esa luz le hace daño en los ojos y no es capaz de ver los objetos de fuera, las ideas. El prisionero puede pensar que los objetos de fuera son menos reales que los proyectados por las sombras. Esto representa a los sentidos que son tan engañosos que nos pueden hacer pensar que lo real es menos auténtico que las copias. Volviendo al dolor de los ojos, el prisionero puede volver atrás para que la luz deje de hacerle daño y eludir aquello que está a punto de ver. El sufrimiento hace que no queramos ver aquello que nos duele aunque este sea el camino del bien. Paso de la conjetura a la creencia.
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