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Pues
bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo
que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se
manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del
fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado,
el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del
alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a
lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si
esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que
lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es
la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa
de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha
engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito
inteligible es señora y productora de la verdad y de la